domingo, 27 de noviembre de 2016

“Como un desamor de cuento de hadas”: la desidealización del romance en la fantasía.

Blancanieves, Cenicienta, Aurora, Jazmín, Bella, Ariel, Rapunzel, Tiana. Son solo algunos de los nombres que con tan solo escucharlos logran que recordemos una popular frase: “(…) y vivieron felices para siempre.”. 5 palabras que abarcan mucho más de lo que deberían, empezando por el inmodesto concepto del “príncipe ideal” y poniendo especial énfasis en la presuntuosa idea de la “felicidad absoluta”. Si bien pudiese llegar a parecer que aquellos criterios son infaltables para lograr un verdadero final de cuentos de hadas, la verdad es que detrás de ellos se esconden demasiados matices y que la icónica idealización romántica que se ha implantado en estas historias no es más que el resultado de siglos de manipulación, tanto por parte de los muchos escritores que han adaptado estas fábulas, como de las franquicias que se han encargado de generar ventas a través de ellas.

En primer lugar, contrario a lo que mucha gente piensa, el origen de los cuentos de hadas corresponde a la tradición oral antes que a la escrita. Las historias eran narradas como mitos, leyendas o cuentos enfrente de públicos y se guardaban de generación en generación, hasta que en algún momento alguien se ponía la tarea de transcribir las narraciones a papel, tal y como lo hizo en algún momento el italiano Giambattista Basile al escribir la primera versión de “La bella durmiente” que se conoce. Este hecho es especialmente curioso, pues uno asumiría que al publicarse un escrito donde se cuente tal historia, esta se establecería como un canon a lo largo de los años, sin embargo, en la realidad, es a partir de este punto donde todos los cuentos comienzan a tergiversarse. En el caso específico de “La bella durmiente”, Basile no fue el único en publicar su versión, pues posterior a él nuevos escritores como Perault y los hermanos Grimm también hicieron sus trabajos; y aunque hablamos de la misma fábula, las diferencias entre estas publicaciones son muy diferentes.
Los Grimm, en su libro “Cuentos de hadas de los hermanos Grimm” (1857), plantearon una versión llamada “Rosita de Espino” en que, por culpa de un hada vengativa, la princesa del Reino es maldecida a dormir por 100 años hasta que un “beso de amor verdadero” la despertara. Esta adaptación resulta ser mucho más simple y romántica a comparación de la de Basile en su libro “Pentamerón” (1634). En esta primera edición, titulada “Talía, Sol y Luna”, ni siquiera encontramos hadas, sino que el fatídico destino de la princesa fue profetizado por un grupo de adivinos quienes hablaron de “un gran riesgo por una astilla de lino”; al pasar los años y cumplirse la profecía donde la joven cae en su profundo sueño, el Rey queda devastado y la abandona en el castillo, con su hija dentro. La narración continua cuando otro Rey –casado-  la encuentra, la embaraza de mellizos y la abandona. La princesa despierta cuando uno de los bebés le retira la astilla del dedo, y al enterarse la legitima esposa del Rey de que éste la ha engañado, manda a buscar a los niños para cocinarlos, pero el Rey la detiene y la envía matar antes de que le hagan algo a los mellizos.
Ahora, no debemos pasar por alto el significante papel que tomaron la aparición de las obras cinematográficas en este ámbito,  pues después de todo no son más que otras adaptaciones de los cuentos originales; sobre todo a manos de Disney, pues si nos centramos un poco más en la película que esta empresa publicó en 1959, “La bella durmiente”, es más que fácil identificar cuál de estas dos versiones escogieron para adaptar, lo cual no es sorpresa, pues por el tipo de público que querían alcanzar, los hermanos Grimm eran su mejor opción. Aun así, es muy importante destacar el papel que cumple el villano dentro de esta versión que Walt Disney entregó, pues a diferencia de  los cuentos en que se basaron, aquí el “hada malvada” es utilizada como representación de todo lo malo, de todo impedimento para que el amor entre el príncipe y la princesa pueda concretarse, sin siquiera entregar una explicación del porqué de sus acciones, y es a  raíz de esto que nace la nueva adaptación de 2014 (55 años después de la primera película), dónde se explora la misma fábula, pero -por primera vez- desde el punto de vista de la antagonista.
En “Maleficent” se da la oportunidad perfecta para explorar completamente más a fondo todos los detalles de los personajes, pues el enfoque de la historia es completamente diferente, la protagonista cumple el papel de villana y héroe al mismo tiempo, y se dejan expresar en ella sentimientos mucho más reales.

En esta adaptación, todo comienza con una hada huérfana que solo se preocupa de proteger a su paramo, su reino; quien un día se encuentra con un joven humano ladrón y ambos se enamoran. Su historia es linda y dulce por al menos 10 minutos en la pantalla, incluso ambos comparten su “beso de amor verdadero”, pero a medida que el film avanza más se nota como la ambición del joven por convertirse en Rey hace que la relación se deteriore, y aunque aquello ya resulte triste, su infructuosa relación de amor tiene un peor desenlace: Cuando el Rey del Reino vecino quiere conquistar el Páramo, promete la mano de su hija para quien logre matar a Maléfica; Stefan (este chico huérfano del que se habla), inundado por su deseo de ser Rey, decide hacer algo, pero  no puede matarla, pues aún guarda algo de su amor, por eso decide hacer algo que cambiará la vida de Maléfica para siempre: Le corta sus alas.
Con aquello, el Rey cree que cumplió con el mandado de asesinarla, mas aunque no fue así el Rey le deja a Stefan la mano de su única hija.
De acuerdo a aquella versión, es aquel acontecimiento  el  que convirtió a Maléfica en la gran villana de un enorme mundo de fantasía que se ha construido con los siglos.
Un gran desamor digno de una villana como ella.
Y ahora, si bien sabemos que la focalización idealizada del amor en este tipo de cuentos no comenzó simplemente con las producciones Disney, podemos casia asegurar que este regreso al romance puro, sin imágenes exageradas del ideal, se ha debido en gran parte por esta empresa, llegando al punto de poder usar el término “Un desamor de cuentos de hadas” para hablar de relaciones en los cuentos que no concluyen con un “final feliz” como tal.
Por otro lado, no sólo la literatura y el cine presentan este cambio de enfoque del que hablamos a lo largo de este ensayo, pues también muchos músicos se han inspirado en este para hablar de temas más sensibles, como la depresión y/o el abandono. Así como lo hizo el grupo estadounidense “Paramore” en su canción “Brick By boring brick” donde señalan a los cuentos de hadas como un escape para los problemas de la realidad:
Ella vivé en un cuento de hadas
En algún lado muy lejos para recordar
Olvidando el sabor y olor
Del mundo que dejó atrás
(…)
Su príncipe finalmente llegó a salvarla
Pero era todo un truco.
(Paramore, 2009)1
En sí, lo que se trabaja en esta canción es prácticamente todo a lo que se quería llegar en este texto: el descanto de los cuentos de hadas y más específicamente, del romance en ellos. 
Para finalizar, es casi imposible negar que el “amor de cuentos de hadas” es de ensueño, tal vez sería magnífico encontrar a ese príncipe o princesa ideal  y asumir que a partir de ese punto todo sería “Felices para siempre”, pero es primordial asumir que aquellos tipos de relaciones no son reales y aquello no es algo nuevo, ni pesimista, es simplemente la realidad que incluso se presentaba al momento de crearse los primeros manuscritos de estos cuentos que, por cierto, de “finales felices” felices no tenían mucho.  En si analizar este tema da para mucho más, podríamos hablar de cómo Bella desarrolla un síndrome de Estocolmo durante su encierro en el palacio de la Bestia, o de como el beso del príncipe Florian a Blancanieves puede considerarse necrofilia, pero la verdad es que por lo menos en este punto no es necesario, pues ya se ha mencionado lo esencial: Los cuentos de hadas han sido manipulados durante años por diferentes autores, lo cual quiere decir que probablemente no exista una versión definitiva de ellos, pero que por otro lado podemos encontrar diferentes tonalidades entre ellos. 

Y en resumen, un cuento de hadas no necesariamente deba terminar con un amor digno de ser imitado (como se ve en “La bella durmiente) o un desamor digno de ser recordado (“Maleficent”), sino que este aspecto también puede dejarse completamente al olvido dado a lo poco nada de romántico que puede encontrarse en él (“Talia, Sol y Luna”).


¡Nos vemos!

4 comentarios:

  1. Hola Valentina! me pareció muy interesante tu post, siempre me han gustado los cuentos de hadas pero a diferencia de lo que se piensa, nunca influyeron en mi modo de percibir cómo se es mujer. Me encanta la historia de Maléfica y creo firmemente que Cenicienta impuso los chokers jajajajaja ¿Quién es tu princesa favorita? saludos <33

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    1. ¡Hola Fran! gracias! lo escribí para mi clase de lenguaje jajaj, a mi toda la vida me han encantado las cuentos, y en parte creo es porque me gusta mucho el románce literario... jajaj, me atrevo a decir que mi princesa favorita -Disney- es Ariel (aunque si hablamos de historias también Mulán ♥ entra en mi lista), pero la verdad depende de con qué historia esté pegada en el momento jajaj, ¿Y la tuya?
      Pd. nunca se me había ocurrido de Cenicienta jajaj xD

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  2. ¡Hola! Me ha parecido muy interesante tu post. Yo creo que el amor romántico es y ha sido siempre un instrumento para someter a las mujeres. Por eso de que nuestro propósito es buscar al "príncipe azul" y mantener esa relación sobre todas las cosas aunque nos haga daño. También por eso de que necesitamos a un hombre siempre a nuestro lado que nos salve, que nos proteja y que nos cuide. Las princesas Disney en la mayoría de las veces han representado ese papel sumiso, y creo que la mayoría de esas historias de amor son tóxicas, aunque eso no quita que las películas sean obras de arte.

    Por otro lado siempre me he sentido un poco decepcionada de que Alicia no sea considerada princesa Disney, porque es mi favorita jajaja. Aunque también me gusta Mérida, y todo lo que representa ella me parece maravilloso frente al típico estereotipo de princesa frágil que está sentada esperando al hombre. Realmente creo que ese concepto de amor romántico debería ser muuuy analizado y nunca ser imitado. Y tampoco deberíamos vivir pensando en tener ese tipo de relaciones eternas y perfectas, porque ante todo somos personas, y entre el blanco y negro hay muchas escalas de grises.

    Y me encanta la canción que has puesto, por cierto! Un placer leerte❤

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    1. ¡Hola! (respondo un poco tarde, creo, pero mejor ahora que nunca jaja) muchas gracias por tu comentario, y estoy muy deacuerdo contigo contigo en lo que dices, podríamos pasar horas analizando el amor romántico y la manera en que se representa en este tipo de películas... pero Disney ha hecho un muy trabajo adaptandoce a la nueva época y ha logrado crear personajes femeninos muy empoderados! Merida, Moana, Elsa, Mulán, Tiana... solo por mencionar algunas princesas de este milenio❤!

      Y jajjaja, amo esa canción de Paramore, no sabía si uncluirla o no la verdad jajja, pero creo que ha encajado bien xD, muchas gracias!!❤

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